Los padres más allá de la disciplina

La familia es un núcleo importante que sostiene y acompaña al ser humano. En tiempos de coronavirus, de pandemia, uno se da cuenta que hoy más que nunca la familia es esencial. Algunos han pasado la cuarentena en casa con sus familias, pero a otros también les ha tocado estar lejos de ellas, estar distanciados físicamente de sus seres queridos. En ese sentido, una de las tantas cosas que ha enseñado esta cuarentena es que la comunicación es uno de los principales pilares dentro de toda relación, la que permite conocer y expresar lo que uno es, lo que uno siente, piensa y desea. La comunicación es la que nos permite estar conectados con el otro, es también parte de los vínculos que nos rodean.

¿Y qué podemos hacer para fortalecer esa comunicación familiar hoy en día?

Lo primordial es escucharnos mutuamente, algo que puede sonar simple en realidad termina siendo complejo y difícil para muchas personas. Y pues sí, escuchar no es tan fácil como creemos. Escuchar implica estar abiertos al otro, implica atender y estar interesados en comprender eso que el otro quiere y tiene para decirnos. Escuchar es recibir, acoger y empatizar con las necesidades y pensamientos de los demás, lo que involucra a su vez desligarnos de las críticas y los prejuicios. Escuchar es también poder guardar silencio, porque el silencio aunque a veces nos cueste creerlo sostiene y propicia un espacio nuevo para repensar y mirar desde nuevos lugares, desde nuevas perspectivas.

Por lo tanto, saber escuchar permite también mirar mas allá de uno mismo y de esta manera generar un ambiente emocional estable y seguro.

Y cuando menciono escuchar no solo hago referencia a las palabras del otro, sino a todo su ser, escuchar sus miradas, su lenguaje corporal, sus emociones, sus pensamientos. Escuchar la manera en cómo transmite ese mensaje, escuchar los tonos de su voz, sus actitudes y deseos. Solo así podremos ser solidarios con el otro y saber que hacer para apoyarnos entre todos, respetando las preocupaciones, las diferencias y también incluso los posibles desencuentros que trae la convivencia y el propio aislamiento.

Entonces comunicar no consiste solamente en intercambiar palabras entre los miembros de la familia…

Sino también establecer acuerdos, pensar en lo que se dijo, cuando, cómo y por qué se dijo, implica ser coherentes con lo que sentimos y hacemos. Comunicarse con la familia es darse un espacio para encontrarse o reencontrarse, así tenga que ser en algunos casos a través de una videollamada, llamada telefónica o a través de una carta; comunicar es expresar y compartir los temores, las angustias, pero también lo bueno que nos pasa, también es compartir las alegrías por más pequeñas que hoy puedan ser.

Por último, recordemos ser claros y tomar en cuenta que la comunicación familiar es una tarea de todos, de grandes y pequeños, por lo que también es importante ser pacientes sobre todo con los niños, quienes son capaces de escuchar y contener, pero quienes también requieren reflejo y devolución de sus propios afectos e incluso de que sus cuidadores puedan ayudarlos a traducir y mentalizar dichos afectos. Es así que la familia sostiene y se organiza como grupo que nos rodea, que a su vez genera soporte emocional gracias a la confianza y a la comunicación que implica también el ser creativos y reinventarnos de diferentes maneras para crecer y cuidarnos mutuamente así incluso estemos aislados en casa.