La educación a distancia ha sido uno de las principales preocupaciones para las madres y padres de familia durante esta cuarentena. Adaptar el espacio de estudio, organizar horarios, proporcionar ayuda y orientación a las hijas y los hijos, los costos, la falta de empleo, etc.; ha generado mucha frustración y estrés. El tema es mucho más amplio y controversial, sin embargo, vamos a intentar concentrarnos en el impacto psicológico que esta nueva situación tiene en las familias.
Sobre la socialización…
Niñas, niños y adolescentes perciben como impacto negativo del confinamiento, el malestar que significa extrañar a sus amigas y amigos, compartir las clases, los espacios de esparcimiento y deporte. La socialización es una de las habilidades más importantes que tenemos los seres humanos, necesitamos de la interacción y del contacto con los demás para un buen desarrollo. Esta habilidad básica se ha visto modificada, y aunque se pueden mantener espacios de socialización virtual como alternativa, la sensación de no poder ver a las amigas y los amigos en el contexto educativo genera tristeza, frustración, cólera. Entonces, se sugiere que las madres y padres de familia ayuden a sus hijas e hijos a expresar lo que sienten, a intentar poner en palabras aquello que esta situación genera, de modo que se acepte, se sienta y se comprenda, y no solo se reaccione ante ello. Por supuesto, será imprescindible incentivar mantener contacto con las compañeras y compañeros de manera virtual o tal vez salir a dar un paseo y conversar manteniendo la distancia.
Sobre el aprendizaje…
Algunas madres o algunos padres de familia manifiestan desconfianza y duda respecto a que sus hijas e hijos estén realmente incorporando conocimientos debido a las distracciones, a la falta de equipos tecnológicos o red adecuados o al número de horas de clase. Incluso niñas y niños refieren que aprendían mejor en el aula debido a que pueden resolver dudas, interactuar, opinar, etc. A estas dificultades se le suma que, muchas niñas y niños necesitan orientación, seguimiento, ayuda durante las clases virtuales, y no siempre cuentan con ello. Resulta interesante ver que, según la encuesta nacional del Instituto de Estudios Peruanos IEP realizada el mes pasado, el 55% considera como ventaja de la educación a distancia, el involucramiento de las madres y padres de familia. Entonces, efectivamente, es una situación compleja, diferente, agotadora, con muchos distractores, algunas familias no tienen todos los medios para lograr una conexión exitosa, pero, ¿nos hemos puesto a pensar en lo que sí se logra?, ¿qué otro tipo de aprendizajes están teniendo las familias, las hijas e hijos? El aprendizaje también sucede en la convivencia, en la organización, en la participación activa de las labores cotidianas (cocinar, limpiar, ordenar, etc), en la forma en la que nos vinculamos, ayudamos, etc. No sería correcto esperar que el aprendizaje se genere de la misma forma que cuando se asistía a la escuela, pero sí es importante valorar lo que este espacio virtual provee, así como sumar todo lo que la permanencia en casa puede contribuir.
Sobre la organización…
Es necesario considerar que, ante el caos, el miedo y la incertidumbre que sucede afuera, necesitamos cierta estructura dentro que nos ayude a ordenarnos. Tener un horario para levantarse, asearse, estudiar, jugar, socializar, dormir, cambiarse de ropa, son hábitos ya aprendidos que se deben conservar, de modo que no caigamos en letargo, apatía y tristeza. También es aconsejable diferenciar los días de semana de los fines de semana, pero, sobre todo, ser flexibles y estar atentas(os) a manifestaciones poco usuales en las niñas, niños y adolescentes, pues tal vez están necesitando un espacio de escucha, de conversación y contención.
Recuerden, si no culmina la tarea hoy, la podrá terminar mañana. No olvidemos que esta situación de emergencia sanitaria trae consigo la activación de muchas emociones, y hay que darle prioridad a lo que sentimos, en la medida de nuestras posibilidades.